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La Hermandad de Santa Cruz a su paso por Campana el Martes Santo de la Semana Santa de Sevilla 2019, a los sones de la Banda de Música Maestro Tejera.

Vídeo por El Llamador Sevillano

 


 

Santísimo Cristo de las Misericordias.

Comencemos por afirmar que la imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias no es la que veneraron los Clérigos Menores como se ha llegado a decir. Esto se sabe gracias a un documento fechado en Septiembre de 1.770 en el que se describen los retablos e imágenes que había en el templo de esta Orden , hoy iglesia Parroquial de Santa Cruz. En dicho escrito se aclara que la imagen de Crucificado que había en el templo correspondía a un Cristo muerto y corpulento, descripción que lógicamente no se corresponde con la imagen que tratamos.

Existía en el antiguo y desaparecido templo parroquial de Santa Cruz, una nave colateral a la del evangelio conocida como nave las “capillas cerradas”, debido a que las capillas ubicadas en esta nave, estaban separadas del resto del interior de la iglesia por sus respectivas rejas. Una de estas capillas, – posiblemente la central de las tres existentes -, se sabe que pertenecía a una familia apellidada Auñón, nombre por el que era conocida la capilla. De la existencia de esta capilla hay noticias ciertas en 1.744, año en el que la familia Auñón accede a la petición de traslado del sagrario que le hace la Hermandad Sacramental, ya que la ubicación de este en otra capilla a los pies del templo, no se consideraba la más idónea para mantener en ella al Santísimo.

Dentro de los acuerdos establecidos entre la familia Auñón y la Sacramental, consta que esta se tenía que hacer cargo de las modificaciones necesarias para instalar el sagrario en el retablo que estaba presidido por un Crucificado, Imagen de la cual se tendría que hacer cargo la Hermandad a partir de ese momento.

Esta imagen de Cristo en la cruz, gozó de gran veneración entre la feligresía, no faltándole el debido culto que en su honor celebraba la Hermandad Sacramental, sobre todo en tiempos del Párroco Félix José Reinoso, publicándose en el Correo de Sevilla en las cuaresmas de 1.807 y 1.808, la celebración de un Quinario al “Cristo de la Misericordia”, es decir poco antes de que el edificio parroquial fuera derribado.

En el año 1.810, es derribado el antiguo edificio de la Parroquia de Santa cruz, trasladándose a la Iglesia de los Menores – que había sido expropiada a esta Orden -, no solamente la Sede Parroquial, si no también las dos hermandades que residían en el templo derribado: la de Nuestra Señora de la Paz y la Sacramental.

En 1.814, tras la marcha de los franceses, la Iglesia en la que estaba establecida la Parroquia es devuelta a sus legítimos dueños, que no eran otros que los Clérigos Menores, teniendo que trasladarse las funciones parroquiales al Oratorio del Hospital de los Venerables Sacerdotes, donde quedaron establecidas en precario tanto la Parroquia como las hermandades citadas. Existe una carta del Administrador del Hospital solicitando a la Junta de la Sacramental la cesión de la imagen del Crucificado que por falta de espacio se encontraba en el almacén para colocarla en una de las salas del centro asistencial; esta noticia deja claro que la Hermandad Sacramental se encontraba en posesión de la Imagen 26 años después de haber abandonado el primitivo templo de Santa Cruz. Acordado aceptar la cesión solicitada, el administrador notifica al Párroco con fecha 19 de Julio de 1.836 que la imagen del Santo Cristo “que es de un Patronato que está a cargo de la Hermandad de dicha Parroquia” se ha colocado en altar de la enfermería del hospital. Esta carta ratifica sin lugar a dudas que la Imagen que solicitó el administrador del Hospital fue la que estuvo en el antiguo templo, así como que seguía estando bajo la protección de la Sacramental.

Debido a la llamada exclaustración de Mendizábal, los Clérigos Menores son expropiados de su iglesia y convento, al igual que las demás órdenes del reino, decidiéndose el retorno de la Sede Parroquial y las hermandades Sacramental y de la Paz al templo donde ya estuvieron anteriormente. Sin embargo, se decide momentáneamente no quitar de la enfermería la imagen del Crucificado, donde sin duda daba consuelo a los ancianos ministros del Señor. Con el transcurrir del tiempo, el Hospital de los Venerables es cerrado por la Junta de Beneficencia, destinando sus instalaciones a fines fabriles. No teniendo pues justificación que la Imagen estuviera en tal lugar, la Hermandad Sacramental decide recogerla y llevarla a la nueva Parroquia de Santa Cruz, antes de que pudiera alguien adueñarse de ella. Esto hizo que se le presentara un problema a los hermanos de la Sacramental, dado que en la Iglesia ya había un Crucificado, el cual gozaba de una cierta veneración entre el vecindario, y que en el edificio no había prácticamente testero donde colocarlo. La decisión final fue situarlo en una de las paredes de la sacristía, que era donde la Hermandad celebraba sus cabildos. Todo ello se hubiera ignorado, si no fuera por la previsora acción del secretario de la Hermandad, ya que en la carta que anteriormente dimos a conocer, dirigida por el administrador del Hospital de los Venerable al Cura de Santa Cruz, se indica “A la vuelta”, y efectivamente en el reverso se lee: “El Santo Crucifijo del que se hace mención en este oficio, fue trasladado de la Casa Hospital de los Venerables, donde estaba colocado, a la sacristía de la iglesia de los Menores que hoy sirve de Parroquia de Santa Cruz, y puesto en la pared que se halla a mano derecha entrando por la puerta de dicha sacristía que mira a la Iglesia y a la pared que da frente a la fachada de la expresada puerta. Lo que se hizo en día dos de Abril de mil ochocientos cuarenta y dos. López. Secretario”. Este documento viene a aclarar y asegurar por tanto el recorrido que hasta ese momento había llevado el Santo Cristo que se veneró antiguamente en la capilla de los Auñón, al menos hasta el año que se cita, es decir 1.842.

Continuando con el seguimiento cronológico que estamos haciendo de la historia de la imagen del Cristo de las Misericordias, se puede asegurar que dos años más tarde, es decir en 1.844, continuaba en la sacristía. Esto se sabe gracias a un acta de cabildo de la Sacramental fechado el 28 de Abril del mencionado año de 1.844, en el que se acuerda no aceptar la petición de la Junta Parroquial de San Bartolomé y la Sacramental de dicha parroquia la entrega del Cristo que esta colgado en una de las paredes de la sacristía. De la petición dada a conocer en el cabildo, se entiende que la imagen del Santo Cristo no se encontraba en las mejores condiciones, pues se habla de restaurarlo por parte de los solicitantes como contrapartida de la concesión de la Imagen. También se deduce que no importaba mucho a los hermanos de la Sacramental de Santa Cruz el destino que se le pudiese dar a la imagen del Cristo de las Misericordias, ya que solo acudieron 13 miembros. Sin embargo, la petición de los representantes de la Parroquia de San Bartolomé, despertó la conciencia de los hermanos de la Sacramental de Santa Cruz, y así fue que en el mismo acta del cabildo citado líneas atrás, se hizo constar el compromiso de animar el culto a la imagen, hasta entonces casi inexistente por estar recogido fuera del templo propiamente dicho. Como consecuencia de ello, posiblemente al poco tiempo de la celebración de este cabildo se tomó la decisión de colocar al Crucificado en un retablo de la Iglesia para conseguirse el propósito de aumentar su culto. El problema que ya vimos que existía sobre el encontrarle un adecuado sitio en el interior del templo, y que ya existiera otra Imagen de Cristo en la Cruz en uno de los retablos, se solucionó de forma drástica, pasando el Cristo de las Misericordias a sustituir al de los Menores, que a su vez se colocó en la pared de la sacristía en el lugar donde estuvo el anterior. Aunque suponemos que el traslado no tardaría en hacerse, se puede asegurar que la permuta ya estaba hecha en 1.880, pues en el inventario Parroquial de este año, ya se le denomina a la primera capilla de la nave de la epístola como del “Sto. Cristo de las Misericordias”. Colocada la efigie en su nuevo retablo fue captando la devoción de los fieles, hasta que en Septiembre de 1.904 son aprobadas las Reglas que un grupo de devotos habían presentado a la Autoridad eclesiástica para fundarle una Hermandad de penitencia, naciendo la Cofradía conocida popularmente como la de Santa Cruz. Ya en la década de los setenta del siglo XX, sería trasladado a su actual retablo en el testero del crucero al lado del evangelio.

La imagen del Cristo de las Misericordias parece recoger uno de los instantes previos al último estertor, siendo opinión generalizada que su boca se encuentra en actitud de hablar, y que esto junto a su penetrante mirada perdida en lo alto, bien podría recoger el pasaje evangélico en que Jesús se dirigió al Padre preguntándole angustiosamente porqué lo había abandonado. Construida la imagen para ser contemplada en el retablo de una pequeña capilla, sus dimensiones son inferiores a la de la mayoría de los crucificados procesionales sevillanos, pues mide 167 cms. de pies a cabeza, y 145 cms., de mano a mano. La materia prima en la que fue tallada la obra es madera de ciprés, los ojos son de cristal, y los dientes de marfil. No está documentado quien fuera el artista o artistas que participaron en la hechura de la imagen, aunque se cree a juzgar por los rasgos técnicos y estilísticos que posee la obra, que se debe a la producción de Pedro Roldán y su taller, datándose su hechura aproximadamente en los años 70 o 80 del siglo XVII.

Documentalmente consta que en determinados momentos de existencia la Imagen no estuvo debidamente cuidada, sabiéndose además que se aconsejaba su restauración en 1.844, por lo que no debía estar en muy buen estado cuando se decidió que procesionase en la Semana Santa de 1.905, por lo que se asegura que fue sometida a restauración que llevaría a cabo el escultor Emilio Pizarro y Cruz, que bien podría ser quien le construyera la cruz cilíndrica que sustituyó a la primitiva que era plana, y también quien rebajara la talla de la parte trasera del sudario, para poder acoplar la Imagen a la nueva cruz. La segunda intervención conocida llevada a cabo sobre el Crucificado tiene lugar en las vísperas de la Semana Santa de 1.953, a lo que obligó la rotura del brazo izquierdo de la Imagen, lo que hizo necesario la urgente intervención del escultor Rivera, siendo posible que el Cristo de las Misericordias pudiera procesionar aquel Martes Santo. Otra reparación de la Imagen semejante a la anterior se produjo en 1.980, y la realizó el profesor Ricardo Comas Fagundo, que al igual que hiciera Rivera anteriormente, solo actuó sobre el brazo izquierdo de la talla. La última restauración de esta obra ha sido llevada a cabo en dos fases por el Instituto Andaluz de Patrimonio Artístico, comenzando la primera de ellas con el traslado al laboratorio de esta institución el 13 de Mayo de 1.998 retornando a la Hermandad el 5 de Octubre del citado año. La segunda fase comienza con un nuevo traslado de Imagen al laboratorio el 18 de Mayo de 2.000 siendo recepcionada en Santa Cruz el 7 de Marzo de 2.001. Puede decirse que es esta la única restauración completa que de la Imagen se ha hecho en sus más de 300 años de historia. Por recomendación de los técnicos del Instituto citado, se realizó una nueva cruz por el restaurador de obras de arte Fernando Fernández Goncer, quien dio un centímetro más de grosor a la cruz, utilizando madera de cedro de ocho años de antigüedad. Asimismo, y para dotarla de aspecto antiguo, fue policromada con técnica acuosa, y recubierta para su mejor conservación con resina acrílica y cera.

 

Nuestra Señora de los Dolores.

Tras diferentes intentos fallidos de construir un paso de palio durante muchos años, por fin en Cabildo General Extraordinario celebrado el 29 de Mayo de 1.962 se aprueba abordar este proyecto. Tras esta decisión, la Hermandad tiene que decidir dos cuestiones: qué Dolorosa procesionaria bajo palio, y si el Cristo de las Misericordias seguiría yendo acompañado en su paso por la imagen de su Madre. Llegado el momento, se tomó la determinación de que la imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias debía procesionar en solitario sobre su paso, decisión en la que tuvo bastante peso la opinión de un antiguo hermano con conocimientos artísticos, quien argumentó que la imagen del Cristo luciría más en solitario. En cuanto a la segunda cuestión que se tenía planteada, no faltaron ofrecimientos de diferentes hermanos sobre dolorosas existentes en diferentes templos de la ciudad y la provincia, así como en algunos talleres de imagineros. Al final, se decidió modificar la Dolorosa que poseía la Cofradía – aquella que donara el Sr. Ybarra y que hasta ese momento procesionaba en el paso del Crucificado -, de forma que pudiera ser colocada en el nuevo paso de palio.

Para tomar esta decisión, se presenta en Cabildo de Oficiales la opinión del escultor Juan Abascal Fuentes, que aconsejó conservar la Imagen, la cual se podría acoplar para el paso de palio con una restauración y ligero retoque, así como cambiándole las manos. Posteriormente se amplía el informe de Abascal, quien manifiesta que ha estudiado para la imagen de la Virgen “… una más adecuada colocación de la cara, con lo que perderá la violenta posición que hasta ahora ha tenido, la cabeza construida con nueva cabellera simulada, nuevas manos y un candelero con el que se obtendría una presentación lo más apropiada” . El presupuesto por este trabajo ascendía a 10.500 ptas., siendo aprobado todo ello por los asistentes. En las vísperas de la Semana Santa de 1.964, la transformación de la Dolorosa ya estaba concluida.

El buen criterio usado por la Hermandad de no cambiar nuevamente de imagen de Dolorosa, se sostiene porque ya era hora de que la Cofradía tuviera una talla de la Virgen que perdurara en las retinas devocionales de los hermanos. Mucho más, cuando la Dolorosa de la que hablamos, ya llevaba varios años en su propio retablo, y había captado un cierto número de devotos.. Sin embargo, las cosas no salieron como la Junta pensaba, pues la Imagen que Abascal les devolvió, poco o nada tenía que ver con la que se le había entregado, lo cual es fácilmente comprobable con solo contemplar una fotografía de la obra antes de la intervención de y otra después de la misma. Podría decirse que más que una obra restaurada, el escultor entregó una obra de su propia autoría. Salió la imagen bajo palio el Martes Santo de 1.965 y el de 1.966, pudiéndose afirmar que desde un primer momento no resultó ser del máximo agrado de la mayoría de los hermanos, exceptuando si acaso a un reducido grupo de devotos de la Dolorosa, que estaban dispuestos a seguir siéndolo a pesar de los cambios obrados en la talla.

Ante esta circunstancia persiste la búsqueda por parte de hermanos individualmente o en grupo, de una obra del agrado de todos y que pudiera ser la definitiva Virgen de los Dolores. Se llega así a un Cabildo celebrado el 18 de Marzo de 1.966, en el cual se da cuenta de una serie de actuaciones de carácter privado que habían llevado a cabo algunos hermanos – entre ellos miembros de Junta -, dando como resultado que con permiso del Párroco de Santa Cruz se expusiera a la contemplación de quien lo quisiere, una imagen de la Virgen que se pretendía pudiera llegar a ser la Dolorosa titular de la Hermandad.

En búsqueda de la nueva Imagen, una persona relacionada con la Hermandad de Santa Cruz, y muy introducida en el mundo de las cofradías, hace saber a un grupo de hermanos que el escultor Antonio Eslava Rubio posee una imagen de Dolorosa que reunía las características iconográficas necesarias para ser titular de la Cofradía. El grupo de hermanos, debido a que no actúa en nombre d e la Hermandad acepta ver la obra, pero pide que ello se lleve a cabo fuera del estudio del escultor, para no crear ningún tipo de compromiso ni vínculo con Eslava. Así se hace, quedando el grupo en cuestión bastante satisfecho de la imagen contemplada. La obra, que había llegado a estar expuesta en unos almacenes de tejidos y confecciones de la calle Rioja, es llevada nuevamente a las dependencias parroquiales, donde es contemplada con resultado positivo por un determinado número de hermanos. Cumplido el requisito de dar a conocer a los hermanos la imagen, se celebra Cabildo el 18 de Marzo de 1.966, en el que se acuerda que “ …se cambie de Imagen cuando las circunstancias sean propicias.”. Es decir, que no es que se aprobara adquirir la imagen de Eslava, si no simplemente, como queda claro, cambiar de imagen en su momento.

De manera oficial, no se vuelve a tratar más sobre el asunto hasta algo más de un año después, ratificándose la decisión del cambio de Dolorosa, y dado que existen varias ofertas al respecto, se constituye una Comisión que desarrolle el proyecto. Sin embargo, la Comisión no llegó a actuar, ya que la opinión de una mayoría de oficiales solicita y consigue que se adquiriera la imagen de Eslava en el precio de 30.000 ptas. Tras aportarse amplia documentación complementaria – toda ella positiva –, en la que se recogían manifestaciones favorables efectuadas por notables miembros del mundo del arte, la cultura y las cofradías, en Cabildo General Extraordinario celebrado el 4 de Julio de 1.967, se aprueba la adquisición de la talla obra de Eslava. Traída la nueva imagen de la Virgen de los Dolores al seno de la Hermandad, fue bendecida el 25 de Octubre de 1.976, saliendo por primera vez en procesión el Martes Santo del año siguiente.

La actual imagen de Nuestra Señora de los Dolores, nos muestra un bello rostro con acusado llanto, mirada elevada, y cabeza ligeramente escorada a la derecha. Mide 165 cms. Recientemente ha sido tratada por Enrique Gutiérrez Carrasquilla, quien le ha construido nuevo candelero aumentando ligeramente su altura, igualmente limpió el rostro de la imagen cuya policromía se había visto afectada por el transcurrir de los años.

 

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