tres-caidas-triana
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Horas difíciles para los cofrades de la calle larga de Triana. El capitán que encabeza ese gran ejército, de morados uniforme en verde buque, se ausentará durante algún tiempo. Ese galeón de perfecta travesía, incluso ante tormentas de madrugadas, se encuentra con su bandera a media asta, pues el que dirige dicha tripulación dejará de estar presente, o quizás, estará más presente que nunca, pues se dice que ante la ausencia de un ser querido es cuando florece el amor verdadero y aunque a ese antiguo arrabal no le es necesaria la ausencia de su capitán para saber cuanto lo quiere, sabrá vivir este tiempo haciendo como si nunca se hubiese ido, pues seguro que no podría vivir pensando que su viejo vecino, no se encuentra en su casa.

Lo que podemos tener por seguridad es que su ausencia será meramente física, pues él, el hijo de la Esperanza, no dejará nunca, nunca, de oír las súplicas de los que a sus planta acuden y siempre, siempre, será el ancla que hará que su arrabal nunca navegue a la deriva, incluso en su ausencia.

Por César Villar. Hermano de la Hermandad de San Gonzalo. Diputado de Juventud durante los años 2004/08
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