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Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de la Hiniesta en Campana el Domingo de Ramos de la Semana Santa de Sevilla 2019, a los sones de la A.M. Santa María Magdalena de Arahal.

Vídeo por El Llamador Sevillano

 


 

Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Antonio Castillo Lastrucci

1937-1938

Imagen de talla completa

Madera de cedro policromada

1,76 m.

Intervenciones: José Pérez Delgado, 1991 (sustitución de la cruz original por una réplica); José Pérez Delgado, 2006 (reposición de espinas perdidas de la corona)

Pilato, por su parte, escribió y puso sobre la cruz este rótulo: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Muchos judíos leyeron la inscripción, porque donde Cristo fue crucificado era un sitio cercano a la ciudad, y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. Entonces los pontífices de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas ‘El Rey de los judíos’, sino que él dijo: ‘Soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, escrito está»” (Juan 19, 17-22).

Según el deseo expresado por los representantes de la hermandad en el contrato de ejecución, firmado el 14 de agosto de 1937, la imagen resulta una evocación de los grandes Crucificados barrocos sevillanos. Castillo Lastrucci hace en el Cristo de la Buena Muerte una serena recreación de las obras de Juan Martínez Montañés y de su discípulo Juan de Mesa. Según Jesús Palomero Páramo, “del Cristo de la Clemencia toma prestada la cabeza y el tronco, del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón copia el sudario y del Cristo de la Buena Muerte de la cofradía universitaria recrea las piernas”. Y todo ello a partir del estudio del natural, pues Castillo utilizó como modelo a un empleado de la tienda de muebles Europa, que regentaba su hermano Manuel, llamado Manuel Gómez Lora.

Como el Cristo del círculo de Felipe de Ribas destruido en el incendio de San Julián de 1932 que vino a sustituir, esta imagen representa a Jesús crucificado y muerto, en el intermedio entre la lanzada y el descendimiento. La cabeza, vencida hacia el lado derecho, presenta corona de espinas tallada, añadiéndosele potencias de orfebrería. El rostro responde al modelo ideal de belleza masculina que Castillo va a aplicar a todas sus imágenes cristíferas. La dulce y serena concepción de la cabeza en general, y del rostro en particular, justifica la advocación de la Buena Muerte de Cristo. El sudario se anuda en la cadera derecha y deja al descubierto ese costado. Tres clavos lo fijan a la cruz, que es cilíndrica y arbórea, presentando en la parte superior el “titulus” con la razón de su condena escrita en hebreo, griego y latín. La cruz original, que se encontraba afectada por xilófagos, fue sustituida por una réplica en 1991 realizada por José Pérez Delgado.

La imagen, que tuvo un costo de 3.500 pesetas, fue bendecida el 3 de abril de 1938 por el vicario Jerónimo Armario y Rosado en la iglesia de San Luis de los Frances, donde se encontraba establecida la hermandad después de los incendios de San Julián y San Marcos. Salió por primera vez el Domingo de Ramos de aquel año desde la iglesia de Nuestra Señora de Consolación (los Terceros), yendo solo en el paso, ya que la figura de la Magdalena no se incorporaría hasta 1944.

 

María Santísima de la Hiniesta Dolorosa

Antonio Castillo Lastrucci

1937

Imagen de candelero

Madera de cedro policromada

1,61

Intervenciones: José Pérez Delgado, 1993 (sustitución del candelero)

Esta imagen fue contratada el 14 de agoto de 1937 conjuntamente con el Cristo de la Buena Muerte. Vino a reemplazar a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa tallada por Castillo Latrucci en 1933 que se había perdido en el incendio de la parroquia de San Marcos el 18 de julio de 1936. Como en esa primera versión, el modelo de referencia para Castillo fue la primitiva Hiniesta Dolorosa destruida en la quema de San Julián en 1932. De ella tomó la dulzura del llanto, la inclinación de la cabeza hacia el lado derecho y la mirada baja dirigida hacia la derecha.

En la Virgen de la Hiniesta, Castillo fija el modelo de Dolorosa que había iniciado con la Virgen del Dulce Nombre (1924) y que repetirá una y otra vez a lo largo de su carrera. Es la llamada «Dolorosa castiza», la representación de María muy joven, adolescente, según el ideal de belleza de la mujer andaluza soñado por el romanticismo: piel morena y ojos grandes y oscuros. La viveza de la mirada se potencia con el uso de ojos de cristal y pestañas postizas. Cinco lágrimas de cristal recorren las mejillas, dos en la derecha y tres en la izquierda. La boca, pequeña y de labios encarnados, queda entreabierta dejando ver los dientes superiores tallados.

Tuvo un costo de 3.000 pesetas y fue bendecida en septiembre de 1937 en la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se encontraba establecida la hermandad tras los incendios de San Julián y San Marcos. Procesionó por vez primera el Domingo de Ramos de 1938 desde la iglesia de Nuestra Señora de Consolación (los Terceros).

La feliz ejecución de esta imagen hizo que numerosas hermandades de toda la geografía española encargaran a Castillo Lastrucci dolorosas que fueran copia de la Hiniesta. El modelo original de escayola que sirvió para la saca de puntos se conserva en una colección particular.

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