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Procesión de la Virgen de las Tristezas de la Hermandad de Vera Cruz en Campana el Lunes Santo de la Semana Santa de Sevilla 2019 acompañada de Capilla Gólgota

Vídeo por El Llamador Sevillano

 


 

Santísimo Cristo de la Vera Cruz

El Santísimo Cristo de la Vera Cruz es una escultura realizada en madera policromada, de 1,35 m de alto. Se cataloga como obra anónima sevillana de la primera mitad del siglo XVI. Es un Cristo muerto que se fija al madero con tres clavos. En origen debió itinerar en una cruz alzada por tres sacerdotes. Es la imagen cristífera más antigua que procesiona en la Semana Santa de Sevilla. Morfológicamente puede relacionarse con algún artífice del círculo de Roque de Balduque. Entre ellos, despunta Antón Vázquez, autor del interesante Cristo de la Vera Cruz de Arcos de la Frontera (Cádiz), fechable hacia 1540. Durante el año se encuentra en el Altar Mayor de la Capilla del Dulce Nombre de Jesús de Sevilla.

El Crucificado de la Vera Cruz de Sevilla ostenta rasgos estilísticos que lo acercan más al sentimiento goticista que al puramente renaciente. En efecto, rasgos dramáticos se acentúan en detrimento de una interpretación naturalista de la anatomía. Razón por la que sus formas entroncan conceptual y técnicamente con la producción hispalense de la etapa final del gótico, aun cuando se observan tímidas aproximaciones a fórmulas renacentistas en la composición del cuerpo y del sudario. El dramatismo del rostro, de progenie medieval, se acentúa con la corona de espinas talladas sobre la cabeza.

En 1978, tras la restauración llevada a cabo por el Prof. De la Universidad de Sevilla, D. Francisco Arquillo Torres, se rescató la policromía original del escueto sudario anudado en la cadera izquierda, cuya alistada estampación imita a un tejido hebráico de notable belleza. Las dimensiones y el formato del paño de pureza facilitan la datación del simulacro en los comedios del Quinientos. En dicha restauración, y al igual que en otras imágenes de esta índole, fue encontrado en el interior de la Imagen un documento. A diferencia de otros, en dicho documento no quedaba reflejado el nombre del Autor de la Imagen, sino que aparecían una serie de nombres que datan la mayoría de ellos del Siglo XVI o XVII, al parecer, posibles miembros de la Junta de Oficiales de la Hermandad, personajes pertenecientes a los Caballero Veinticuatro de la Ciudad, y miembros destacados de la corporación.

La advocación del Santísimo Cristo de la Vera Cruz responde a una antiquísima y sugestiva tradición. Bástenos recordar que la Cruz fue ya para los primeros cristianos un signo irrenunciable, porque así aparece en la predicación primitiva y muy especialmente en los textos de San Pablo. En la Epístola a los Gálatas, por ejemplo, reclama con orgullo: “a mi líbreme Dios de gloriarme, sino en la Cruz e Nuestro Señor Jesucristo, en la que el mundo está crucificado para mí, y yo lo estoy para el mundo” (Gal 6,14)

En principio la cruz paleocristiana, de signo griego, compendia armónicamente la muerte y resurrección del Señor. Después, al insistirse en la Pasión y Muerte de Jesús, la Santa Cruz se interpreta como patíbulo de martirio.

A partir de Constantino, comienza la Cruz a ser emblema del triunfo cristiano en una identidad absoluta con el Resucitado. La tradición piadosa sitúa por entonces la Invención de la Santa Cruz, fiesta que se celebra tradicionalmente el 3 de mayo. El origen de esta advocación, difundida ampliamente por los franciscanos, se remonta por tanto a los lejanos tiempos de Santa Elena, madre del emperador Constantino, considerada la descubridora de la Verdadera Cruz en la que murió el Salvador.

El Quinario al Santísimo Cristo de la Vera+cruz, celebrado al comienzo de cada cuaresma, es el Culto más importante celebrado en honor a este Titular, el cual termina el sábado de quinario con la procesión claustral del Santísimo Sacramento, celebrándose en la mañana del Domingo siguiente la Función Principal de Instituto, acto más importante de la Hermandad, donde los hermanos hacen pública manifestación de fe sobre los Santos Evangelios y las Reglas de la Archicofradía. Posteriormente, el Viernes de Dolores se lleva a cabo el Solemne Besapiés de la Imagen, siendo trasladada en la tarde noche al Convento de Santa Rosalía en el rezo del santo Via Crucis. A la vuelta del Convento, el Santísimo Cristo es elevado a su paso procesional en medio de gran solemnidad y recogimiento.

La Santísima Virgen de las Tristezas es una escultura de madera policromada de las llamada “de candelero”, al estar destinada exclusivamente para ser vestida y tener únicamente talladas la cabeza y las manos. En el año 1942 al reorganizarse la corporación en la Iglesia de San Alberto, y en ausencia de la primitiva Virgen, se encargó realizar una Virgen Dolorosa a D. Antonio Illanes, siendo nombrado por ello Hermano de Honor.

Discutido es el paradero de la antigua Imagen de la Virgen de las Tristezas. Unos apuntan que se trata de la que actualmente se encuentra en el Altar Mayor de la Iglesia de San Alberto; bella dolorosa del círculo de Pedro Roldán, arrodillada y con manos entrelazadas que recibe la advocación de Dolores. Otros apuntan que la antigua Virgen fuese destruída por un incendio, siendo posiblemente esta talla obra del escultor Amaro Vázquez, al aparecer el nombre de este imaginaro en el Archivo de la Hermandad, siendo además, hermano de la Vera Cruz de Sevilla. Por último se señala también la posibilidad de que la antigua Virgen fuese realizada José Montes de Oca, habiendo sido trasladada por varios lugares hasta pasar ser actualmente de la propiedad del escultor sevillano D. José Hernández León.

La imagen fue fruto de la inspiración del autor, tomando como modelo a su esposa Doña Isabel Salcedo. El había realizado un boceto que presentó a los hermanos y, complacidos con la idea, procedió a realizarla, cobrando por ella la cantidad de 2.500 pesetas.

Según las festividades se la viste de reina, tocada con corona imperial para la salida procesional y el triduo de diciembre; de hebrea en cuaresma y de negro en noviembre, mes de los difuntos. Son sus camareras las que se ocupan del cuidado de todas sus ropas y de vestirla interiormente, labor eminentemente femenina. En cambio, la saya, el manto, el tocado interior, y toca exterior es normal que lo hagan manos masculinas.

La cabeza de la Virgen presenta un rostro de facciones bien perfiladas, reflejando en él todo el dolor que siente la madre ante el hijo muerto. Tiene un tratamiento bastante perfecto que se aprecia en algunos detalles, como el tener talladas las orejas y parte del cabello. Las manos denotan una expresión de súplica y al igual que los brazos se articulan. En un principio D. Antonio Illanes pintó los ojos y las lágrimas en talla. No cabe duda, que Illanes en esta obra ha sabido unir la tradición sevillana con el arte de nuestros días, siendo considerada por muchos como la mejor Dolorosa realizada por Illanes, al reflejar el dolor de la Virgen en plena madurez, muy alejado de otras dolorosas aniñadas. En 1987 fue necesario sustituirle a la imagen el candelero, realizando uno nuevo el colectivo de arte “Isbilia”.

En Septiembre se celebra anualmente el Rosario de la Aurora con la  Santísima Virgen al Convento de Santa Rosalía, de Madres Capuchinas, lugar donde tiene lugar la Función de los Dolores Gloriosos. Posteriormente, en el mes de Diciembre y coincidiendo con la Festividad de la Inmaculada Concepción, se celebra el Triduo a la Santísima Virgen de las Tristezas que termina el día 8 de Diciembre con Solemne Función en honor a la Titular y el Solemne Besamanos a la Imagen durante toda la jornada. La Santísima Virgen de las Tristezas reside durante todo el año en un altar neogótico que se encuentra en la nave de la epístola recientemente restaurado.

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